lunes, 21 de diciembre de 2009

CUESTIONANDO EL GÉNERO

Todos los seres humanos están marcados sexualmente, por cuestiones puramente biológicas. Esto es un hecho inapelable, pero ¿qué es el género?, ¿de dónde viene? y, lo más importante, ¿para qué sirve?
Lingüísticamente, el género es una categoría gramatical que permite la concordancia entre los sustantivos y sus complementos. Pero, dejando a un lado cuestiones lingüísticas, el género, cada vez más nombrado y más vacío de significado, ocupa los debates sociales a todos los niveles. El género se ha convertido en una cuestión social, es decir, los debates políticos, sociológicos, psicológicos… se centran en analizar los temas referentes al género: las diferencias entre hombres y mujeres, las funciones de unos y otros, las cantidades de hombre y mujeres en determinado estudios o trabajos, cómo acotar las diferencias… Pero, ¿todos los que debaten en términos de género saben lo que es?
El concepto de género nace de la necesidad de constituir una referencia que puntualice sobre la imposición de ciertos comportamientos, roles, identidades por parte de la sociedad al individuo que lo hace diferenciarse en dos categorías lo masculino y lo femenino. Esto tiene relación con lo que apunta Judith Butler cuando señala que “el género es el aparato a través del cual tiene lugar la producción y la normalización de lo masculino y lo femenino” y que conlleva asumir que el género no es más que una regulación de los papeles sociales que debemos ejercer en esta sociedad, es decir, el género ocupa el mismo nivel de importancia social que la raza, religión, etnia… una clasificación acompañada de unos roles que los seres humanos tenemos que cumplir por pertenecer a cada una de ellas para estar dentro de la sociedad. Si estos roles no los cumples, la sociedad te considera como un ente raro, un asocial.., esto es, un marginado social.
Si el género es un papel social, ¿por qué se cuestiona tanto? ¿Por qué nunca se cuestiona la necesidad de los ricos y los pobres, que es un problema que no mira la raza, la religión, la ideología ni el género? Por control social, para un sistema como el capitalista, es estrictamente necesario que los seres humanos tengan prejuicios sobre el diferente, lo que lleva hacia una clasificación por cualidades de cada uno, su estratificación, por tanto, la jerarquización en clases sociales. Además, esto ayuda a este sistema puesto que todo ser humano quiere cambiar su papel social por uno mejor, lo que produce un mayor consumismo y una mayor competitividad. El género, por tratarse de un papel social, realiza sus mismas funciones: control social, consumismo y competitividad.
Por tanto, como el género es realmente un papel social sólo queda por cuestionar quiénes son los que determinan qué es lo femenino y qué es lo masculino y para qué. Como papel social que es, la determinación de las características prototípicas de ambos géneros supone, igualmente, un modo de control social. El control social, necesario para la manutención del sistema actual, es llevado a la práctica de forma muy sutil. De primeras, los seres humanos tenemos que proyectar una imagen: las mujeres tienen que ser guapas, delgadas, elegantes… y los hombres fuertes, guapos, carismáticos, seguros de sí mismos…A todos nos imponen unos gustos, por ejemplo, el fútbol a los hombres, las novelas a las mujeres. De igual forma, nos determinan los trabajos: a los niños tiene que ser carpinteros o médicos y a las niñas, maestras o enfermeras…Nos determinan hasta los colores (rosa/azul). Podría seguir citando todos los rasgos prototípicos pero no tendría fin. La idea es que todos estos rasgos nos llevan a la idealización del hombre y la mujer, esto es, de “lo femenino” y “lo masculino”. Esto acarrea dos tipos de problemas:
1) Qué es lo prototípico. El cierre tan ajustado de las características de lo que tiene que ser lo femenino y lo masculino hace que sólo unos pocos de los individuos del mundo cumplan a la perfección esto “requisitos” para pertenecer a ese género. Esto, sin dudarlo, supone que la mayoría no estemos dentro de esos requisitos. ¿Estamos entonces excluidos socialmente? No del todo en algunos casos y sí, y encima se utiliza como ejemplo de lo que no se debe ser, están otros, sobre todo, si van acompañados de prejuicios culturales, raciales o clasistas. Véase, por ejemplo, las apreciaciones que hacen las mujeres occidentales sobre los velos de las mujeres musulmanas, las mismas que no se dan cuenta del velo occidental (el maquillaje).
2) La idealización de lo prototípico. Todos queremos ser algo más, acercarnos a lo mejor de lo normal. Esto lleva tres problemas añadidos: el consumismo frenético por aparentar y por obtener un reconocimiento social, la frustración por no conseguirlo (lo que, a su vez, llevan a problemas más graves como la anorexia, la depresión y hasta los malos tratos) y, por último, la discriminación social de los entes que no cumplen los requisitos (con los problemas que esto también conlleva).
Por tanto, el género no es más que una cuestión de interpretación de papeles sociales determinados por una cultura en auge, puesto en práctica por todos (previo adiestramiento por parte de la institución escolar, familiar, medios de comunicación…) y aprovechado por el sistema como una herramienta de control social muy efectiva.

1 comentario:

  1. ·todo ser humano quiere cambiar su papel social por uno mejor·

    --> verdad, no hay que dejar de tenerlo en cuenta, explica mucho


    ·estos rasgos nos llevan a la idealización del hombre y la mujer·

    --> la idealización, el cambio entre el mirar qué quieres mirar ante el mirar quién con su profunda realidad

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