Las cifras no eran para tanto: 4 millones, 20%, 59.2%… No eran para llevarnos todos a la calle, no eran para incendiar contenedores ni para enfrentarnos a su ejército. Para unos, las cifras siempre apuntaban a una recuperación, para los contrarios eran calamitosas (claro está, para hacerse su propio hueco entre los más votados). Los minoritarios también buscaban ese hueco y el televisivo, con frases como "El barco que se hunde tiene un capitán al que no se le ocurre otra estrategia que pasar la fregona por la cubierta" y otros dictámenes como “si los sindicatos lo consideran oportuno, nosotros apoyaremos la huelga general”.
Todos desconfiaban de él, sin embargo siempre se esperaban a sus medidas. Querían que él mismo se destruyese y fuera criticado de forma unánime. Que él se callera con su propio equipo y sus propias propuestas (encargadas por la UE días antes). Todos sabían que lo iba a hacer y sin embargo todos se esperaron al día adecuado para indignarse.
Todos desconfiaban de él, sin embargo siempre se esperaban a sus medidas. Querían que él mismo se destruyese y fuera criticado de forma unánime. Que él se callera con su propio equipo y sus propias propuestas (encargadas por la UE días antes). Todos sabían que lo iba a hacer y sin embargo todos se esperaron al día adecuado para indignarse.
Los agentes sociales, hasta ahora adormecidos y sólo pendientes de no sé qué de un juez, despertaron, como si de la Primavera de Vivaldi se tratara, cuando se oyó la escalofriante cifra del 5%. No habían escuchado ni 4 millones de parados, ni, por lo tanto, el 20% de la población activa en paro, ni el casi 60% de las familias no llegan a fin de mes. Sólo despertaron con el 5% de rebaja del sueldo del funcionariado. Y, por fin, se organizaron y montaron manifestaciones… Eso sí, todavía no hay motivos suficientes para la huelga general, porque todavía no estamos como Grecia ni Portugal.
Sería magnifico el triunfo total de las minorías en otros ámbitos. Entonces por fin nuestra minoría se impondría a la masa descabezada que oye y solo quiere repetir el son.
ResponderEliminarDisfrutaríamos jugando a ser Césares ante tanto espíritu sencillo.