sábado, 15 de mayo de 2010

EL 5% QUE MOVIÓ EL MUNDO.

Las cifras no eran para tanto: 4 millones, 20%, 59.2%… No eran para llevarnos todos a la calle, no eran para incendiar contenedores ni para enfrentarnos a su ejército. Para unos, las cifras siempre apuntaban a una recuperación, para los contrarios eran calamitosas (claro está, para hacerse su propio hueco entre los más votados). Los minoritarios también buscaban ese hueco y el televisivo, con frases como "El barco que se hunde tiene un capitán al que no se le ocurre otra estrategia que pasar la fregona por la cubierta" y otros dictámenes como “si los sindicatos lo consideran oportuno, nosotros apoyaremos la huelga general”.
Todos desconfiaban de él, sin embargo siempre se esperaban a sus medidas. Querían que él mismo se destruyese y fuera criticado de forma unánime. Que él se callera con su propio equipo y sus propias propuestas (encargadas por la UE días antes). Todos sabían que lo iba a hacer y sin embargo todos se esperaron al día adecuado para indignarse.
Los agentes sociales, hasta ahora adormecidos y sólo pendientes de no sé qué de un juez, despertaron, como si de la Primavera de Vivaldi se tratara, cuando se oyó la escalofriante cifra del 5%. No habían escuchado ni 4 millones de parados, ni, por lo tanto, el 20% de la población activa en paro, ni el casi 60% de las familias no llegan a fin de mes. Sólo despertaron con el 5% de rebaja del sueldo del funcionariado. Y, por fin, se organizaron y montaron manifestaciones… Eso sí, todavía no hay motivos suficientes para la huelga general, porque todavía no estamos como Grecia ni Portugal.

1 comentario:

  1. Sería magnifico el triunfo total de las minorías en otros ámbitos. Entonces por fin nuestra minoría se impondría a la masa descabezada que oye y solo quiere repetir el son.
    Disfrutaríamos jugando a ser Césares ante tanto espíritu sencillo.

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