martes, 17 de mayo de 2011

El cuerpo dócil




Por la mañana, en un parque. En frente, una biblioteca. Tres personas hablando, terminando un café y lo que quedaba de un cigarrillo. Anunciando ya, subir a estudiar. Todo, todo, sospechoso para aquel que tiene vista de águila y cuerpo instruido. 


"A cada individuo su lugar, y en cada emplazamiento un individuo. Evitar las distribuciones por grupos; descomponer las implantaciones colectivas; analizar las pluralidades confusas, masivas o huidizas. El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos o elementos a repartir hay. Es preciso anular los efectos de las distribuciones indecisas, la desaparición incontrolada de los individuos, su circulación difusa, su coagulación inutilizable y peligrosa; táctica de antideserción, de antivagabundeo, de antiaglomeración. Se trata de establecer las presencias y las ausencias, de saber dónde y cómo encontrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrumpir las que no son, poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla, sancionarla, medir las cualidades o los méritos. Procedimiento, pues, para conocer, para dominar y para utilizar"
                                                                   
                                                                   (FOUCAULT, Michel: Vigilar y castigar)

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